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¿Por qué la luz sube o baja? Las claves que explican el precio de la electricidad cada semana
La factura eléctrica cambia casi a diario y, aunque pueda parecer imprevisible, detrás de cada subida o bajada siempre hay un motivo. Desde la meteorología hasta el comportamiento del mercado, pasando por la demanda o el coste del gas, múltiples factores determinan cuánto se paga por cada kilovatio hora. Por eso están creciendo los contenidos tipo boletín que explican “por qué hoy la luz cuesta esto”, microinformes pensados para aclarar, de forma rápida, qué está ocurriendo en el sistema eléctrico.
Cómo se forma el precio de la luz: el mercado horario que lo decide todo
El precio de la electricidad en España se fija en el mercado mayorista, una subasta que establece el coste de cada hora del día siguiente. Aunque es un sistema técnico, su lógica es sencilla: todas las tecnologías (solar, eólica, hidráulica, nuclear, gas…) presentan sus ofertas, y la última fuente necesaria para cubrir la demanda es la que marca el precio final. Esto explica por qué, incluso en días con mucha generación renovable, un repunte del gas puede encarecer toda la electricidad.
Organismos como OMIE, REE/ESIOS o la CNMC publican los datos en tiempo real, pero interpretarlos no siempre es fácil. De ahí que muchos comparadores y medios utilicen boletines explicativos para acompañar sus gráficos. Comprender este mecanismo permite anticipar tendencias y entender por qué dos días consecutivos pueden tener precios muy diferentes.
El clima, el gas y el CO₂: los grandes motores de las subidas y bajadas
La meteorología es uno de los factores más influyentes. Cuando sopla el viento o hay mucha radiación solar, entra más energía renovable en el sistema y los precios bajan. Por el contrario, la falta de lluvia, las sequías o los días sin viento reducen la generación verde y obligan a recurrir al gas natural, que encarece el mercado.
El coste del gas —muy sensible a conflictos internacionales, tensiones geopolíticas o demandas estacionales— actúa como un “precio de referencia” al ser la tecnología que suele cerrar la subasta. A esto se suma el coste del CO₂: las centrales que emiten deben comprar derechos de emisión, un gasto que también se incorpora al precio final de la electricidad.
En paralelo, la transición energética avanza con soluciones como las placas solares, que permiten reducir la dependencia del gas y aumentar la generación renovable distribuida, estabilizando los precios en el largo plazo.
La demanda energética y las decisiones políticas: el contexto importa
El consumo diario también influye: cuanto mayor es la demanda —olas de frío, olas de calor, actividad industrial, picos de uso en horas punta— más caro suele ser el precio mayorista. Por el contrario, noches, madrugadas, fines de semana y festivos registran consumos más bajos y provocan caídas del precio.
Además, hay elementos regulatorios que pueden cambiar la dinámica del mercado: topes al gas, mecanismos de compensación, cambios tarifarios o políticas europeas orientadas a acelerar la electrificación. Todos ellos pueden generar variaciones en cuestión de horas o días.
Ante esta volatilidad, muchos hogares buscan tarifas que aporten previsibilidad. Una de las opciones más estables son las tarifas de luz con precio fijo por periodo, que permiten organizar el consumo sin preocuparse por las oscilaciones diarias del mercado.
Para quienes prefieren olvidarse completamente de los horarios y las variaciones del precio mayorista, existen alternativas aún más simples, como la tarifa plana de luz, basada en una cuota estable que se mantiene sin sobresaltos a lo largo del año.
Entender por qué la luz cuesta lo que cuesta
Detrás del precio de la electricidad no hay azar, sino una combinación de factores naturales, económicos, regulatorios y sociales que interactúan a diario. Los boletines que explican “por qué hoy la luz cuesta esto” están ganando terreno porque ayudan a interpretar la información de forma clara y accesible, algo fundamental en un mercado cada vez más complejo.
Mientras el sector avanza hacia un modelo más renovable y descentralizado, conocer las causas que influyen en el precio permite tomar mejores decisiones: desde ajustar hábitos hasta apostar por el autoconsumo o elegir tarifas estables que reduzcan la exposición a la volatilidad. Entender el sistema es, en última instancia, una forma de empoderamiento energético.



