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Errores a evitar en una reforma completa de piso o casa
Emprender una renovación completa de un piso o de una casa es una aventura apasionante que transforma un espacio vital, pero también es un proyecto complejo que exige una preparación minuciosa. Muchos propietarios, llevados por el entusiasmo, cometen errores que pueden resultar costosos, retrasar las obras o comprometer el resultado final. Para evitar estos escollos, es esencial anticipar cada etapa y tener presentes los fallos más frecuentes.
Subestimar el presupuesto y olvidar los imprevistos
Uno de los errores más comunes es pensar que el presupuesto se limita al importe de los presupuestos firmados con los profesionales. Sin embargo, una obra casi siempre reserva sorpresas: un tabique que parecía no ser de carga resulta ser estructural, unas tuberías antiguas deben sustituirse, o un problema de humedad requiere trabajos adicionales. No prever estas situaciones puede hacer que la factura se dispare y causar dificultades económicas. Para evitarlo, se recomienda incluir siempre un margen de seguridad del 10 al 20 % del presupuesto inicial, lo que permite absorber los imprevistos sin tener que interrumpir la obra o reducir las expectativas. Esta previsión aporta tranquilidad durante todo el proceso, ya sea en una gran reforma o en una actuación más puntual como cambiar bañera por plato de ducha en Canet de Mar, que también puede presentar costes adicionales imprevistos.
Ignorar el orden lógico de los trabajos
Otro error frecuente consiste en querer ganar tiempo realizando ciertas etapas en desorden, por ejemplo, pintando o colocando el suelo antes de que la electricidad o la fontanería estén terminadas. Esto conduce casi siempre a reparaciones costosas y desalentadoras. El desarrollo de una renovación sigue una jerarquía clara: comenzar por la obra gruesa y las modificaciones estructurales, continuar con el aislamiento y las instalaciones técnicas, luego proceder con los revestimientos y finalmente con los acabados decorativos. Respetar este orden no solo es una cuestión de lógica, sino también un medio de garantizar la calidad y la durabilidad del resultado. Incluso en reformas aparentemente sencillas, como cambiar bañera por plato de ducha en Canet, es importante seguir los pasos adecuados para evitar filtraciones o problemas de fontanería posteriores.
Olvidar los trámites administrativos y las normativas
En la emoción del proyecto, muchos propietarios descuidan la parte administrativa y normativa. Sin embargo, estos aspectos son esenciales: puede ser necesaria una declaración previa para modificar una fachada o abrir una ventana, algunas comunidades de vecinos imponen autorizaciones específicas, y existen normativas estrictas que regulan la electricidad, el aislamiento o la ventilación. Ignorar estas obligaciones puede llevar a sanciones económicas, a conflictos con los vecinos o con la comunidad, e incluso a la prohibición de usar ciertas instalaciones. Informarse de antemano en el ayuntamiento, en la comunidad y en los organismos competentes evita disgustos costosos y garantiza la conformidad de la obra. Este mismo principio aplica tanto a grandes proyectos como a trabajos concretos, por ejemplo, cambiar bañera por plato de ducha en Canet de Mar, que también requiere cumplir ciertas normativas de seguridad y fontanería.
Dejarse seducir únicamente por la estética de los materiales
Durante una renovación, es tentador priorizar la estética. Sin embargo, elegir materiales únicamente por su apariencia es un error común que se paga a largo plazo. Un suelo de madera maciza, por ejemplo, puede parecer ideal en una cocina por su calidez, pero soporta mal la humedad y las salpicaduras. De igual manera, una pintura económica puede resultar atractiva al principio, pero se deteriorará rápidamente, obligando a frecuentes retoques. La elección de los materiales debe basarse en tres criterios: resistencia, mantenimiento y adaptación al uso de cada estancia. Combinar estética y funcionalidad permite disfrutar de un interior bello y duradero, sin tener que rehacer lo que podría haberse previsto mejor.
Querer hacerlo todo uno mismo sin suficientes competencias
Con el fin de reducir costes, algunos deciden asumir ellos mismos la totalidad de los trabajos. Si el bricolaje puede ser eficaz para tareas sencillas como pintar, colocar azulejos o instalar muebles, se vuelve arriesgado cuando se trata de electricidad, fontanería o modificaciones estructurales. Estos ámbitos exigen conocimientos técnicos, pero también el cumplimiento de estrictas normas de seguridad. Una instalación eléctrica mal realizada no solo puede provocar averías, sino también representar un peligro real para los ocupantes. Recurrir a profesionales cualificados es, por tanto, una inversión indispensable para garantizar la seguridad y la conformidad de la vivienda. Además, ciertos trabajos efectuados por un profesional cuentan con garantías y seguros en caso de problema, algo que no ocurre cuando se hacen por cuenta propia.
Falta de planificación y cambios constantes de opinión
Por último, un error frecuente y subestimado radica en la falta de planificación detallada. Muchas obras se retrasan o ven disparado su presupuesto porque el propietario no definió claramente su proyecto antes de comenzar. Cambiar en medio del proceso la distribución de las estancias, la elección de materiales o los acabados genera no solo demoras, sino también costes adicionales. Tener una visión clara desde el principio, con planos precisos y una selección reflexionada de materiales y equipamientos, es la mejor garantía de una obra controlada. La planificación también permite coordinar mejor a los distintos gremios, evitando periodos de inactividad y malentendidos.
En definitiva, la renovación de un piso o de una casa no se improvisa. Requiere una organización rigurosa, un presupuesto realista, conocimiento de las normativas y anticipación de los imprevistos. Evitar estos errores comunes permite transformar un proyecto potencialmente estresante en una experiencia exitosa, en la que cada elección contribuye a construir una vivienda armoniosa, funcional y duradera.